No recuerdo cómo llegó a mí este título, probablemente por efecto dominó, buscando opiniones que te llevan a otras y entonces la cadena desemboca en un punto de interés que te hace frenar en seco. Sólo recuerdo que anoté el nombre pensando: me apetece mucho, y no esperaré demasiado para darle una oportunidad. Es lo primero que leo de esta autora, pero ya estoy deseando conocer algo más de su bibliografía.
La narrativa de Iréne Nèmirovski está cargada de fuerza, de reflexión y de una bella prosa que es a la vez magistral y sencilla. Es cercana y envolvente.
Recibió una excelente educación (hablaba 7 idiomas) y eso se palpa en sus expresiones.
En Suite Francesa nos lega la memoria de la Segunda Guerra Mundial. Su memoria y la de todos aquellos que la rodearon, disfrazada de personajes muy dispares, desde burgueses a bohemios, obreros, niños ricos y sacerdotes. Todos ellos irremediablemente igualados (o "casi") ante la desgracia colectiva. Con algunos de ellos se vuelca y nos ofrece un retrato exhaustivo, un perfil detallado al milímetro. Lo que se agradece es que no busca ser complaciente, que los reviste de imperfecciones (como todos somos) y no son tan buenos ni tan malos como en principio puedan parecer. Supongo que la culpa es de la situación: una guerra es capaz de sacar de los hombres las más grandes hazañas al igual que las bajezas más despreciables. Son víctimas de un entorno hostil.
"...porque el ama odiaba las cofias, "tan favorecedoras, tan adecuadas para domésticas", pensaba la señora Péricand, para quien cada clase social debía llevar algún signo distintivo que evitara los malentendidos, como cada artículo lleva su precio en una tienda".
El libro se divide en dos partes. La primera narra (de forma intercalada) la huída de varias familias ante la cercanía de las tropas alemanas: París se lanza a las calles en un éxodo apresurado que inunda las carreteras. Auténticas mareas humanas de refugiados que avanzan con sus casas a cuesta. Poco a poco se irá desvelando la suerte que cada uno de ellos ha corrido en esa desesperada escapatoria.
Se suceden algunas escenas duras, no tanto por la situación en sí sino por la ruindad, la maldad y la falta de remordimientos que transpira por los poros de algunos personajes.
"Felices o desgraciados, los acontecimientos extraordinarios no cambian el alma de un hombre, sino que la precisan, como un golpe de viento que se lleva las hojas muertas y deja al desnudo la forma de un árbol; sacan a la luz lo que permanecía en la oscuridad y empujan el espíritu en la dirección en que seguirá creciendo"
En la segunda, cambia por completo el ritmo desenfrenado de la anterior y detalla la convivencia de las tropas alemanas con los franceses en una pequeña localidad rural ocupada por el ejército invasor. Poco a poco se suceden toda clase de sentimientos: la desconfianza, la indignación, la simpatía, la empatía, el amor y el odio. De nuevo, también aquí desnuda a sus personajes y critica sin miramientos la doble moral, tanto de burgueses como de campesinos. El colaboracionismo y las denuncias internas codo a codo con el patriotismo más ferviente y el desánimo más profundo.
Iréne comenzó a escribir la historia pero por desgracia quedó inconclusa: fue detenida en julio de 1942 y deportada a Auschwitz por su pasado judío (a pesar de haberse convertido al catolicismo en 1939) y su condición de extranjera (rusa, a pesar de no sentir simpatía alguna por el régimen bolchevique, que la hizo huir del país despojándole de todos sus bienes y forzando a su familia al exilio francés). Un mes más tarde (a los 39 años) moría en el campo de exterminio, víctima del tifus según las fuentes oficiales. Serían sus hijas quienes publicarian, seis décadas después, aquel manuscrito que su madre les confió en su huida. El proyecto inical contemplaba 5 partes, independientes entre sí, de las cuales sólo llegó a completar 2.
Algunas voces críticas acusaron a Irene de ser demasiado indulgente con los alemanes en la segunda parte, y no entienden que los hechos relatados son un fiel reflejo de lo que el pueblo vivía y sentía.
"Hay un abismo entre el joven al que estoy viendo en estos momentos y el guerrero de mañana. Todos sabemos que el ser humano es complejo, múltiple, contradictorio, que está lleno de sorpresas, pero hace falta una época de guerra o de grandes transformaciones para verlo. Es el espectáculo más apasionante y el más terrible del mundo. El más terrible porque es el más auténtico. Nadie puede presumir de conocer el mar sin haberlo visto en la calma y en la tempestad. Sólo conoce a los hombres y las mujeres quien los ha visto en una época como ésta".
Suite francesa es, en definitiva, un testimonio de todas esas guerras paralelas que se libraron en Francia: las personales; guerras contra el vecino, contra el extranjero, entre clases, en el mismo seno familiar y, por último, contra uno mismo y los propios sentimientos.
"El absurdo y repulsivo mundo exterior tenía los colores del infierno, un infierno al que Jesús jamás volvería a descender, "porque lo harían pedazos", se dijo Hubert".