domingo, 11 de diciembre de 2011

PEZ






¿Quién no ha comido de niño (y no tan niño) un caramelo Pez?


Pues lejos de los que nos pueda parecer, ya que quizás pensemos que fueron un invento de los años 60-70, en realidad vieron la luz en 1927.



Fue Eduard Hass III quien los inventó para camuflar el olor y sabor a tabaco del aliento. Miembro de una adinerada familia, nieto de un doctor e hijo de un empresario propietario de un próspero almacén de frutas y verduras, desarrolló desde muy joven la intuición para inventar, pero fueron sus pastillas de menta las que lo catapultaron a la fama.Una fama que continúa más de 80 años después.
Su nombre responde a una abreviación del sabor original, que en alemán se escribe Pfefferminz. De ahí se quedó con tan sólo 3 letras que le bastaron para pasar a la historia: PEZ.




En principio se distribuían en latas metálicas (desde 1927 a 1950) y no sería hasta después de la 2ª Guerra Mundial cuando comenzaron a venderse en los primeros dispensadores, de aspecto similar a un mechero desechable.



Las primeras "cabezas" llegarían hacia 1952, con el fin de hacerlos más atractivos a los niños.
Tras su expansión a los EEUU su fama creció como la espuma y pronto se amplió la gama de sabores (fresa, manzana, limón...). En 1962 compraron los derechos para reproducir las "cabezas Disney" y una nueva generación de dispensadores llegaría en 1999, con un novedoso diseño interactivo, a los que se unieron en 2002 los de aspecto similar a peluches en miniatura.



Tan codiciados son entre los coleccionistas que resulta increible pensar que pueden alcanzar cifras verdaderamente astronómicas en subasta: alguno ejemplares rozan los 1000 $. De hecho, los curiosos y aquellos que atesoren algún ejemplar olvidado en el fondo de un cajón, podrán consultar su valor a través de la página web http://www.pezpriceguide.com/



Existe incluso un museo, el Burlin Game Pez Museum, que cuenta con miles de dispensadores, incluida una colección inspirada en personajes de Star Wars y autografiada por sus actores, así como el dispensador más grande del mundo: un muñeco de nieve de unos 2 metros de altitud que se abre gracias a un mecanismo automatizado y que dispensa otro muñeco de nieve-dispensador a tamaño habitual.



Cualquier personaje digno de ser recordado cuenta, casi con total seguridad, con su alter ego en versión Pez. El número de personajes que existen a día de hoy es enorme, teniendo en cuenta que se incorporan una media de 4-6 nuevos personajes al año. La familia crece deprisa.



Hoy, los dispensadores se fabrican en China y Hungría, mientras que los caramelos siguen produciéndose en Austria (Linz) así como en China y Hungria.



Igual mensión merecen sus campañas publicitarias y sus magníficas ilustraciones, que han ido variando a lo largo de las décadas acordes con las modas en ilustración de cada época.







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5 comentarios:

Susana dijo...

Yo sabía que los caramelos PEZ eran antiguos, pero no me imaginaba que tanto!!!! y además la palabra viene del alemán!! Cuánto aprendo contigo!! Pues precisamente en el cumple de Susana repartimos unos dispensadores PEZ con caramalillos con cabezas de Phineas, Pherb y Perry en lugar de la típica bolsa de chuches... y es que los hay de un montón de cosas!!!

anele dijo...

Me sorprendió tanto como a tí, Susana, ni idea de que fueran tan antiguos; siempre pensé que eran u invento de los años 60-70.

chema dijo...

hay que ver, anele, la de cosas que he aprendido en esta entrada! no sabía que estos caramelos eran alemanes, y menos el origen del nombre 'pez'. su origen se remonta muchos años atrás, desde luego, pero en la forma en que los conocemos, con las cabezas de personajes de disney y demás, ya llevan también unos cuantos años, casi sesenta.
lo que resulta atrayente de los 'pez' es que te compras un dispensador ya relleno de caramelos, y cuando se te acaban, lo rellenas con nuevos paquetes que te compres. pero el dispensador, mientras no se le estropee el mecanismo, sirve para siempre. a menos que te canses de verlo y quieras comprar otro distinto por cambiar, jeje.

BLAS dijo...

Pues yo me he quedado tan extrañada como vosotros. Es increíble la de tiempo que hace que están en el mercado!! Los recuerdo de toda la vida, por supuestísimo! De pequeña tenía bastantes dispensadores, me gustaba coleccionarlos. Imagino que acabarían en el cubo de la basura... Aayyyyynnnnnssssss...

anele dijo...

Chema, me resultó muy curioso el nombre y su origen, como te ha pasado a tí. Y la idea del dispensador hay que reconocer que fue muy buena, y sobretodo, pionera, teniendo en cuenta la época en que se crearon.

Blas, yo nunca llegué a coleccionarlos, pero igualmente me tiro de los pelos ahora por no haberlos guardado. Es curioso cómo la damos un valor distinto a las cosas con los años...