viernes, 31 de diciembre de 2010

340 CAFÉS

Para comenzar el año bien despiertos.
Es lo que tiene enviar al marido a comprar café (que él no es de medias tintas).

De nuevo, una caja como la que nos ofrecieron con la oferta de bienvenida con todos los tipos de cápsulas habidas y por haber. 250 cafés.
Más algunas cajitas más de las ediciones especiales limitadas que Nespresso lanza para Navidad; a saber: almendra, vainilla y caramelo.

Estaría genial degustarlos en una bonita taza como ésta que llegó hasta mí hace algunos días desde algún rincón de internet (nunca se me ocurrió pensar en la conexión que pudiera tener Klimt con el café, ja, ja).

El 2011 viene cargadito de propósitos y hay que estar bien despiertos para tratar de cumplirlos todos.
Espero que alcancéis vuestros objetivos.
Feliz 2011!!

miércoles, 29 de diciembre de 2010

MI PRIMER BALLET

Tanto han insistido Inma y Blas con el ballet en sus respectivos blogs (y teniendo en cuenta mi curiosidad innata) que al final decidí que era algo que tenía que ver por mí misma antes de emitir juicios (y evitar prejuicios). Así que me lié la manta a la cabeza y la semana pasada compré una entrada baratita para autoregalarme una tarde de teatro.
No era cuestión de desaprovechar la oferta, sobretodo teniendo en cuenta que está interpretado por la Compañía del Ballet Imperial Ruso. A elegir: el Cascanueces, la Bella Durmiente y El lago de los cisnes. Sin duda me hubiera decantado por el último, pero la imposibilidad de cuadrar horarios me hizo decantarme por el primero.

Lo primero que me llamó poderosamente la atención fue ver tanto niño en el patio de butacas. Explicación que encontré al leer la sinopsis (sí, entono el "mea culpa", no tenía ni la más mínima idea del argumento, inculta de mí). Y comprobar que desde las primeras filas (estuve en la 8) se escucha el roce de las zapatillas contra el suelo. Nunca lo hubiera imaginado.

Más de 40 bailarines, acompañados por un nutrido grupo de niños de varias escuelas de danza de Madrid (los más pequeños estuvieron geniales, salvando las distancias).
Confieso que la primera parte se me hizo más pesada (en mi contra jugaban las escasas 5 horas de sueño de la noche anterior) pero los números más espectaculares aguardaban cerca del final.
Fue fantástico ver a los primeros bailarines saltando como si volaran sobre el escenario. Me pareció muy delicado y con unas poses muy elegantes.
¡¡Los cuerpecillos de algunas bailarinas parece que se van a quebrar!!.


Permanecerá en el Teatro Cmpac Gran Vía hasta el 9 de enero (y después tomarán el relevo la Bella Durmiente y El Lago de los Cisnes).

miércoles, 22 de diciembre de 2010

GILDA EN LOS CINES ESPAÑOLES

A nadie deja indiferente la llegada de una enigmática mujer llamada Gilda.
Poco se sabe de ella y el eslogan que precede su estreno provoca un mar de dudas: "El escándalo va conmigo".
(en la foto, programa de mano del Frontón Cinema de Logroño):

Unos la reclaman con entusiasmo mientras otros la critican con fervor.
Finalmente se estrena en los cines españoles el 22 de diciembre de 1947.
Aunque previamente los párrocos han aleccionado a la feligresía desde sus púlpitos recomendádoles que no acudan a ver tan pecaminoso largometraje.

El Palacio de la Música en Madrid y el Coliseum en Barcelona rompen filas y se llenan a rebosar; pero la decepción pronto se apodera del público: Gilda se quita el guante... y ahí acaba todo. De hecho, el plano del guante fue censurado.

No falta quien se hace eco de los rumores que afirman que en la versión original (que podía verse íntegra en Francia) Rita se lo quita "todo".

Según relata Sara Montiel, "mucha gente le llamaba Endemoniada y a las chicas de 14 y 15 años nos decían que no la viésemos porque iríamos al infierno".

La calificación le cuelga el cartel de "gravemente peligrosa", los jóvenes afiliados al Frente de Juventudes arrancan los carteles de la película en las calles y pintan con tinta negra las fachadas de los cines que la proyectan, incluso van más allá y acceden a las salas de proyección para arrojar pintura a la pantalla.

Desde la prensa escrita se lanza una advertencia: la moral ciudadana está en peligro.
"Un guante pernicioso", reza el titular de El Alcázar. "Se estrena en los cines Gilda, una mujer como jamás existió otra; impúdica y procaz, la perdición de los hombres. La multitud, indignada, entona el Cara al Sol frente al cartel".
No saben que, lejos de hacer desistir a las masas, con esa actitud incrementan su curiosidad. Las cifras lo corroboran: se convierte en un éxito de taquilla.
Según recuerda Jose Mª Gonzalez Sinde "la gente de provincias se desplazaba a la capital para no perdérsela y para que sus vecinos no supieran que la habían visto".

Pero la escena del guante no es la única que crea expectación y destapa la polémica, ya que la famosa bofetada también arrastra comentarios de todos los colores. Mientras unos aplauden desde el patio de butacas ante el escarmiento recibido por la provocadora joven, otros se escandalizan por ver a un caballero pegando a una mujer.

Sinde recuerda que "moralmente se la califica con un 4 y hay periódicos que se niegan a publicar en sus páginas su estreno. España es un país de grandes hipócritas, ya que a escasos metros del Palacio de la Música está el Pasapoga, donde los señores que luchan por salvaguardar la moral de las costumbres se gastan el dinero en champán y prostitutas".
Pero la película da para mucho más. Mientras la imagen de Gilda se colocaba sobre la bomba atómica de pruebas que EEUU arrojó sobre las Islas Bikini (lo que indignó a la actriz, reconocida pacifista) en Barcelona se bautizaba como Gilda a un autobús que atravesaba la Diagonal, porque se movía mucho, y por las calles se tarareaba su mítica canción en "versión libre": "Amado mío, te quiero tanto, cómprame un bolso de esos de moda, de plexi-glas, falda larga, chaqueta corta, zapatos Gilda y nada más".

La picaresca española también se subió al tren: algunos fotógrafos vendían a escondidas fotos de desnudos retocadas a las que habían incorporado la cabeza de la Hayworth, alimentando los rumores de que pertenecían a la versión censurada por las autoridades.



Como decía Rita Hayworth: "Los hombres se acuestan con Gilda, pero se levantan conmigo".

martes, 21 de diciembre de 2010

LA FOTO DE LA SEMANA

Para celebrar la llegada del invierno...

domingo, 19 de diciembre de 2010

MAESTRA REPOSTERA

Repostera novata, por supuesto.
Desde que ví la primera tarta de pañales en el blog de Susana, supe que en cuanto surgiese la primera oportunidad, haría una.
Me parece un regalo tremendamente original y fácil de hacer, además de versátil porque el precio final dependerá de lo que queramos gastarnos en la decoración.

El no tener gomas elásticas a mano para sujetar los rollos de pañales fue un inconveniente, lo mismo que descubrir que el celo tampoco pega bien en este material, así que hubo que improvisar y con ayuda de unas tiras de papel enrrolladas sujetas con celo, conseguí eliminar el problema.

Ha sido mi primera tarta y el resultado final no me ha convencido al 100%, pero reconozco que es fácil de hacer y muy vistoso. Prometo mejorar en las sucesivas :)

Rematamos el regalo con una tarjeta artesanal. Desde que Cecilia me enseñó a trabajar la filigrana de papel, me he convertido en una auténtica fanática. Admite una variedad enorme de dibujos y sobretodo las flores quedan ideales para decorar envoltorios.
Sencillísimo.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

HISTORIAS DE LA REBOTICA

-"Buenas tardes. ¿Me da una caja de Melanpina?"
- "¡¡¡¡¡¡Cómo??? Perdón, no le he entendido bien, ¿podría repetirme el nombre del medicament0?"
- "Sí, claro: Melanpina".

Supongo que el cliente no tenía ni idea de lo que iba buscando (o quizás sí) porque no supo explicarnos para qué servía ni qué aspecto tenía la caja, en nuestro afán por reunir pistas para llegar a alguna conclusión más coherente...
En fin, que lamentablemente nos quedamos con las ganas de saber qué nos estaba pidiendo.
Las carcajadas de mi compañera al entrar a la rebotica, obviamente, fueron bien sonoras.
.

martes, 14 de diciembre de 2010

COMPRAS,COMPRAS,COMPRAS

Entramos de lleno en una época de consumo desorbitada y qué mejor momento para reflexionar sobre el ingenio de algunas agencias publicitarias que han sabido aprovechar el magnífico soporte publicitario que suponen las bolsas de las compras.

Hay para todos los gustos: directas, sutiles, provocadoras, divertidas, ...




Cualquier producto es susceptible de ser anunciado con mayor o menor acierto, todo depende de la imaginación del creativo.


Como la que entregaban al comprar un libro de un novelista belga:











Incluso un medicamento puede ser publicitado con cierta gracia:






























Y ¿por qué no aprovecharlo para difundir campañas solidarias?























sábado, 11 de diciembre de 2010

LA FOTO DE LA SEMANA

Como ya sabéis, la semana pasada me regalaron un estupendo libro de fotografías de Robert Capa.
Quizás sus fotos más famosas sean las que tomó en el desembarco de las tropas aliadas en las playas de Omaha, y no tanto por su calidad sino por su relevancia histórica. Unas fotos desenfocadas que poco encajan con la maestría y dilatada experiencia de su autor, más que acotumbrado a "disparar" en pleno fragor de la batalla. Pero todo tiene su explicación...

Capa pasó varios días en un buque en Playmouth (Inglaterra) fotografiando a soldados y oficiales planificando la operación.
A las 3 de la mañana del día D disfrutaron de un copioso desayuno (pancakes, huevos, salchichas y café) y una hora después se reunieron en cubierta para repartirse en las lanchas de desembarco.
"El corresponsal de guerra tiene su suerte en sus manos. Puede apostar por este caballo o por aquel otro, o puede guardar el dinero en el último minuto. Yo soy un jugador. Decidí ir con la Compañía E en el primer envío".
Iba equipado con 3 cámaras.

"Terminé las fotos y sentía el mar helado en los pantalones. Intenté alejarme de mi poste de acero pero las balas me hacían retroceder una y otra vez. Delante de mí uno de nuestros tanques anfibios medio quemado sobresalía del agua, ofreciéndome el siguiente refugio. Entre cuerpos flotantes logré llegar hasta él, me detuve para hacer algunas fotos más y cogí fuerzas para saltar a la playa por última vez (...). La inclinación de la playa nos protegía algo- siempre que estuviéramos tumbados- pero la marea nos empujaba hacia las alambradas, desde donde tiroteaban abiertamente ".

Terminó las 36 fotos de su segundo carrete, pero le temblaban tanto las manos que no pudo cambiarlo y decidió regresar al agua y subir a una lancha médica que estaba evacuando cadáveres; siguió utilizando su tercera cámara. Regresó al buque de transporte donde fotografió los sacos con los cadáveres alineados en cubierta. Pensaba volver a la playa pero el agotamiento pudo con él y se echó un rato. Al despertar, ya estaban regresando a Inglaterra.

Una vez en tierra, el mensajero recogió los carretes para entregarlos en las oficinas de Life en Londres para ser reveladas antes de enviarlas a NY y publicarlas. Pero las prisas no son buenas. El técnico encargado del revelado subió demasiado la temperatura de secado y la emulsión de la película comenzó a derretirse. De las 72 fotos que Capa registró en la playa, arriesgando su vida, sólo sobrevivieron 11. Afortunadamente, los negativos de la tercera cámara no corrieron la misma suerte.
Sin embargo, Life no estaba dispuesta a reconocer el error: afirmó que debido al temblor de las manos del corresponsal las instantáneas estaban "slightly out of focus" (ligeramente desenfocadas).

En 1947, Robert Capa publicó sus memorias de guerra. Las tituló: "Slightly Out of Focus".

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"Si haces fotos que no son lo suficientemente buenas, es que no estás lo suficientemente cerca", Robert Capa.

domingo, 5 de diciembre de 2010

CAPA

Mi marido es un impaciente; es un hecho probado. Como lo demuestra una vez más que me haya hecho entrega (en lugar de esperar 20 días) de un libro que compró anteayer y que ya le estaba quemando las manos. Por más que supliqué que esperara no hubo forma de convencerlo.

Así que aquí estoy, relamiéndome con un Phaidon de 571 páginas (por cierto, aprovecho un inciso para alabar los libros del VIPS; siempre que me dejo caer por una de sus tiendas no puedo evitar la tentación de pasearme entre ellos, me atraen como un imán, incluso los que tratan sobre temas que no me interesan).

Conocedor de mi afición por la fotografía, me trajo un ejemplar de uno de los fotógrafos más emblemáticos del siglo XX. Todo un referente en la historia del fotoperiodismo.

Entre su biógrafo Richard Whelan y su hermano Cornell Capa (fotógrafo de la prestigiosa revista Life) han seleccionado las 937 instantáneas (qué gozada) que ilustran este ejemplar, precedidas por una breve biografía que da paso al despliegue, en orden cronológico, de sus estupendas imágenes,muchas de las cuales (como explica su hermano) no han sido difundidas ni exhibidas ampliamente.
Nacido en Budapest en 1913, Endre Friedmann (el primero de los varios nombres que empleó a lo largo de su vida) fue un joven aventurero y muy sociable, con una sorprendente habilidad para conseguir mercancías inalcanzables en tiempos de escasez y un narrador excepcional.

Sus inquietudes culturales, sociales y políticas le hicieron soñar con el periodismo, pero el ambiente político húngaro no era el más propicio para los sueños universitarios de un joven judío.


En 1931 fue visto manteniendo una conversación con un hombre que reclutaba afiliados al Partido Comunista y aunque Endre no se incorporó a sus filas, esa misma noche fue arrestado por la policía secreta. Milagros de la casualidad, la esposa de uno de los jefes de policía era clienta asidua de la elegante sastrería de los Friedmann, de modo que fue puesto en libertad con la condición de que abandonara el país. El joven de 17 años acababa de convertirse en un exiliado político.

Comienza finalmente sus estudios de periodismo en Berlín en otoño del 31, pero la Depresión del 29 acabó arrastrando al negocio familiar y tuvo que comenzar a trabajar. Consigue colocarse como ayudante en una importante agencia fotográfica, cuyo director, consciente del potencial del joven, le envía a cubrir pequeños sucesos que terminan perfilando la que será su profesión definitiva.


El nombramiento de Hitler como canciller de Alemania en 1933 le impulsa a abandonar el país. Viena, Budapest, Paris... Es en la ciudad de las luces donde conoce a Kertèsz, un reputado fotógrafo que lo acoge como a un hijo. Pronto descubriría la versatilidad de la nueva Leica, portátil y discreta, que lo acompañaría de por vida.
Y es allí donde conoce a otro de los grandes, por entonces un joven burgués francés llamado Henri Cartier-Bresson.


A pesar de su talento, sus comienzos son difíciles y como le relata a su madre en una carta en 1935: "Tengo que meterme en el cine porque en la fotografía no tengo futuro". Su rudimentario francés tampoco ayudaba y los editores eran reticentes ante éste hecho. Otro escollo añadido era la presencia en París de un fotógrafo ya establecido de nombre Georges Friedmann, lo que creaba confusión por la coincidencia de los apellidos. Es entonces cuando Endre (que por entonces había cambiado su nombre por el de André) y su novia, la alemana Gerda Taro, deciden en 1936 inventarse a un elegante y reputado fotógrafo americano: acababa de nacer ROBERT CAPA.

Gerda visitaba a los editores y les hacía ver que al venderles las fotografías del reputado Capa en realidad les estaba haciendo un favor; ellos, impresionados, picaban el anzuelo.
Su implicación como reportero en la Guerra Civil fue absoluta: cubrió los frentes en Madrid, Andalucía, Segovia... sus fotos y las anécdotas que trasladó a su amigo Ernest Hemingway proporcionaron al escritor numerosos detalles que empleó en su novela "Por quién doblan las campanas".
En julio de 1937, Gerda Taro acude a cubrir la batalla de Brunete. Fue arrollada por un tanque republicano en un desgraciado accidente al caer del estribo del coche en el que emprendió la huída. Tenía 27 años.

Capa viajó a EEUU, donde habían emogrado su madre y su hermano Kornel. Poco después fue contratado por la prestigiosa revista Life, iniciando una colaboración que duraría varios años.



La invasión japonesa en China, la campaña presidencial en México, los bombardeos alemanes en Londres, combates en los frentes del norte de África, Sicilia o Francia... aunque ningún reportaje tan famoso como el que realizó en la playa de Omaha el Día D, donde desembarcó en compañía de los soldados de la Compañía E. Una hazaña que merece un post aparte.

La liberación de París fue otro de sus grandes momentos personales: "Me parecía que esta entrada en París había sido hecha especialmente para mí. En un tanque construído por los estadounidenses que me habían aceptado, acompañado por los españoles republicanos con quienes había luchado contra el fascismo hacía años, volvía a París-la hermosa ciudad donde aprendí a comer, beber y amar. (...) A última hora de la tarde, París quedó liberado".


Y fue allí donde estableció su base de operaciones el resto de su vida. Allí conoció a Ingrid Bergman en junio de 1945 y allí se enamoraron.
La sombra de Gerda y el peligro que corría en sus reportajes pusieron siempre freno a un posible marimonio.
Cortejó la industria hollywoodiense acompañando a Ingrid en sus rodajes y soñando en convertirse en director-productor mientras escribía "Slightly Out Of Focus" (con la esperanza de convertirlo en guión); inclusó representó un pequeño papel (un criado egipcio) en el film "Tentación" junto a su amigo Charles Korvin. Pero meses después abandonó la industria, decepcionado.

En 1947, junto con Cartier-Bresson y David Seymour ("Chim"), George Rodger y William Vandivert funda Magnum, una de las más afamadas agencias fotográficas del mundo.
Su entusiasmo era palpable y apostaba fuerte por los jóvenes fotógrafos, a quienes llegaba a prestar dinero mientras dirigía las oficinas de NY y París.
Comenzó a escribir artículos para revistas y colaboraciones con escritores amigos, disfrutando de una etapa relajada y repleta de viajes hasta que la sombra del comunismo planeó de nuevo sobre él, propiciando que una falsa sospecha impulsara al gobierno estadounidense a retirarle el pasaporte obligándole a permanecer en Francia sin posibilidad de viajar por trabajo.

Le ofrecieron un trabajo en Japón durante 6 semanas, encargo que emprendió con mucha ilusión pero que se vió interrumpido irremediablemente. Life tenía contratado a un fotógrafo para cubrir la guerra entre Francia e Indochina pero éste tuvo que regresar inesperadamente, por lo que pensaron en Capa para cubrir la vacante. Sus reticencias iniciales dieron paso a una decisión más pragmática: necesitaba el dinero.

Llegó a Hanoi el 2 de mayo de 1954 pero "la historia se ha acabado sin darme ni tiempo a coger las cámaras". Sin embargo, decidió quedarse a cubrir la evacuación de los soldados y aceptó la invitación del general Cogny: pretendían evacuar dos pequeños fuertes cerca de Namdhin (Indochina) y volarlos cuando el convoy estuviera convenientmente alejado. La comitiva fue interrumpida por minas y francotiradores en varias ocasiones a lo largo del día.

Capa aprovechó una de las paradas para fotografiar un grupo de soldados que avanzaban entre la hierba, precedidos por un pelotón con detectores de minas. Fue su última instantánea. Al avanzar por un terraplén para captar las imágenes, pisó una mina antipersona. Su Nikon salió disparada a varios metros.

jueves, 2 de diciembre de 2010

FANTINE LATOUR

En ocasiones los posts se van acumulando y son desplazados por otros que los dejan relegados en un oscuro rincón a la espera de ser rescatados.
Exactamente lo que le sucedió a éste, que corresponde a una exposición que el Museo Thyssen ofreció entre septiembre del 2009 y enero del 2010.
Una estupenda ocasión de descubrir a un pintor del que jamás había oído hablar.

Henri Fantine-Latour (1836-1904) siguió los pasos de su padre y pronto demostró su gran habilidad con los pinceles, relacionándose con artistas de renombre.
Sus inicios transcurren en el Louvre, donde copia a Tiziano, Veronés y Rubens antes de perfilar su propio estilo.
Sus retratos impactan por la forma en que trabaja con la luz y me impresionaron especialmente las manos de sus retratados, más cercanas a la fotografía que al óleo. Desde retratos de amigos y familiares a los relizados por encargo.

Al igual que la precisión con que pintaba sus cuadros de flores y frutas: los colores, la transparecia del cristal, ... tan realistas que casi dan ganas de alargar la mano para coger un gajo de naranja. Éstos en concreto eran muy apreciados por sus seguidores británicos.
Si alguien está interesado, en la Red se encuentra disponible una visita virtual.