miércoles, 25 de marzo de 2009

LA VIDA TE DA SORPRESAS, SORPRESAS TE DA LA VIDA

A veces se dan circunstancias en la vida que te arrancan una sonrisa.

Desde niña me ha gustado coleccionar cosas, cualquier tontería que llamaba mi atención corría el riesgo de acabar en el fondo de un cajón en espera de compañía. Todo valía: monedas y billetes extranjeros, postales, cajitas de medicinas,....

No recuerdo en qué momento la cajita de cartón donde mi madre guardaba los sellos usados que le daban las monjitas del colegio empezó a llamar mi atención. Algunas tardes la abría y pasaba largos ratos observándolos, uno por uno. Con el tiempo empecé a clasificarlos según el país de procedencia y así fueron pasando los años. La cajita se iba llenando tímidamente: sellos recortados de las cartas de los tíos de Holanda, de una amiga por correspondencia de Portugal, de los primeros viajes al extranjero...
La afición empezaba a crecer y yo pasaba horas remojándolos en agua para despegarlos del papel y pasarlos a la rudimentaria prensa fabricada con la enciclopedia familiar.
Incluso hubo una época en que participé en una cadena de coleccionismo: la idea consistía en enviar 50 sellos distintos al primer nombre de la lista que estuviera sin tachar, tacharlo después y anotar tu dirección a continuación del último. Enviarlo por correo y esperar. Debo confesar que nunca me hice demasiadas ilusiones, las cadenas siempre acaban rompiéndose. Pero comenzó una relación de intercambio filatélico-epistolar que duró un par de años con dos de los coleccionistas de la lista: un suizo y un italiano. De tanto en tanto nos enviábamos un puñado de sellos. Nada sabían de mí ni yo de ellos. Sólo un nombre, una dirección y una afición en común.

De esto hace ya casi 9 años.

La afición se ha ido diluyendo con los años, aunque este tipo de colecciones son infinitas: puedes dejarlas aparcadas por un tiempo y regresar, enriquecerla con alguna adquisición nueva y siempre estará en la misma balda de la estantería, esperando.

Hoy he recibido una carta de Polonia. Es extraño porque no conozco a nadie en Polonia...
Dentro, un folio con una lista de nombres y direcciones (una de ellas escrita de mi puño y letra) acompañaba a un sobrecito de papel cebolla con 50 sellos distintos.

jueves, 19 de marzo de 2009

DERINKUYU


Hace varias semanas mi 50% me enseñó unas fotos que había encontrado curioseando por Internet. Le llamaron tanto la atención que quiso compartirlo conmigo. Estuvimos leyendo fascinados la historia de esta peculiar ciudad de Anatolia (Turquía) y que hoy en día es uno de los lugares más visitados en la Capadocia. Me anduvo rondando por la cabeza la idea de escribir algún día un post, así que aprovechando que hoy es día de fiesta he decidido ponerme manos a la obra y viajar un poco sin gastar un duro.


La región (fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985) tiene unas características geológicas muy particulares y la erosión ha contribuido a esculpir formas caprichosas en las rocas que por su porosidad y propiedades las hacen fáciles de horadar, gracias a lo cual se construyeron cientos de cuevas artificiales. Su situación geográfica también lo propició, al formar parte de las rutas comerciales y por tanto, blanco fácil para las invasiones. Probablemente fue la razón de que se construyeran auténticas ciudades subterráneas donde ocultar a la población y esconderse del invasor.


Una obra maestra de la arquitectura, si se tiene en cuenta que contaban con todo tipo de infraestructuras para facilitar la vida de sus moradores: panaderías, pozos de agua, comedores, establos, prensas para el vino, escuela, bar, almacenes, habitaciones, ... todo ello excavado en distintos niveles (cerca de 20, de los cuales solo una décima parte son accesibles al turismo hoy en día) tal y como puede apreciarse en el esquema bajo estas líneas. Y con un inge-


nioso sistema de ventilación formado por una red de conductos que garantizaban la renovación del aire.

Un entramado de túneles y escaleras comunica entre sí los distintos niveles y habitáculos,
suficientemente extensos como para albergar hasta diez mil personas.




Se han descubierto 3 zonas de acceso, estratégi-
camente situadas y protegidas por pesadas puertas circulares de piedra, y un túnel de unos 8 km de longitud que comunica con otra de las 36 ciudades subterráneas que pueblan la región: Kaymakli.

Una muestra evidente de que nada fue desarrollado al azar, sino perfectamente planteado para garantizar la supervivencia y la huida en un lugar de condiciones tan adversas.


¿Interfonos en Derinkuyu? Por supuesto, claro que no como los que conocemos actualmente. Es posible encontrar conductos de unos 8 cm de diámetro que suben hacia la superficie, desde donde cualquiera pude dar instrucciones que se oirán con total nitidez 30 metros abajo.


Ante la imposibilidad de ataque, en ocasiones los invasores recurrieron a a envenenar los pozos de agua, aunque es probable que sus habitantes ya conocieran por entonces la existencia del río subterráneo que discurre bajo la ciudad, garantizando así su supervivencia.


Actualmente las excavaciones arqueológicas (que comenzaron en 1963) han alcanzado los 40 metros de profundidad, pero es probable que aún queden nuevas galerías y niveles por descubrir.


Poco se sabe del orígen de esta ciudad; parece ser que, aunque se remonta al siglo VII, los primeros niveles podrían ser incluso más antiguos, de la época de los hititas allá por el 1850 a.C.

Muchas teorías acerca del cuándo y por qué, pero hasta ahora ninguna ha conseguido demostrar nada. Demasiados misterios sin explicar. Las pesadas ruedas de piedra que discurren por profundos carriles con el fin de bloquear los accesos son de un material totalmente distinto a la roca de los túneles, mucho más duras. Demasiados pocos aseos y fosas sépticas para tan extensa morada; demasiadas pocas cocinas (tan sólo 4 o 5)... ¿quizás por miedo a alertar al enemigo con el humo? Quizás sólo se utilizaban para ocultarse por un tiempo breve.
Otro curioso descubrimiento: hay vestigios de enterramientos que se remontan a la época paleo-cristiana. ¿Por qué no enterrarlos en los cementerios de superficie?


Y de repente todo termina allá por el siglo VIII. Se abandona la ciudad, se clausuran los accesos y nadie vuelve a saber nada de ella hasta 1963. Sin referencias escritas ni documentos que den fe de la existencia de una ciudad subterránea de 4,5 km cuadrados de superficie.

Pero no es la única. Se cree que existen cerca de 200 (hoy se conocen 36) que pudieron albergar en su época de máximo apogeo a un millón de personas; y se han localizado cerca de 60o entradas a estos curiosos hormigueros humanos que pueblan la región.



Fotos: cassioandro, wikipedia, ovejaseléctricas.com, Tom Brosnahan

viernes, 13 de marzo de 2009

¡¡ ESTA CASA ES LA ONU !! (capítulo 3)

DAPHNE S.
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21 años
Estudiante de "Languages"
EEUU
Septiembre 2000

Daphne o la diversidad gastronómica.
Ha sido nuestro caso más patológico de negativa a probar nuevos sabores. Me pregunto qué desayunaba en su casa: no le gustan los cereales, ni la mantequilla, ni la mermelada, ni las tostadas, ni las galletas, ni... en fin, nada. Tampoco le gusta nuestra leche; tanto es así que el 1º día que la probó fue a parar al fregadero y rellenó más de la mitad de la taza con agua (dice que es muy fuerte). Así que el 2º día se pasó a la leche desnatada de mamá... eso sí, echándole igualmente un chorrito de agua (menos mal que alegraba el "brebaje" con un poco de cacao en polvo).
Entonces, ¿qué ofrecerle de comer a una persona a quien no le gustan las delicias que desayuna el común de los mortales? Al parecer las madalenas no le desagradan del todo... hasta que un día cambiamos de marca y resulto que eran madalenas "sin papel" (¡a quién se le ocurre, mamá!) así que sobra decir quien terminó comiéndoselas.

En cuanto al resto de comidas, nunca sabrá si le gusta la morcilla, o el pescaito frito, o la paella,... jamás consintió probar nada nuevo.
Daba verdadera penita verla comer. Recuerdo la "agonía de la empanadilla" al verse tristemente desparramada por el plato: como no le gustaba el atún (tampoco) las partía por la mitad, a continuación las espachurraba con el dorso del tenedor y cuando ya había logrado sacar todo el relleno se comía la masa. (Ay qué penita, con lo que a mí me gustan, era como verla cometer un sacrilegio). Y la 1º noche que le pusimos croquetas, 6 de las 5 que le servimos acabaron en el cubo de basura.
Conclusión: optamos por dejar de tirar el dinero y la comida y desde entonces hasta el mismo día en que se fue (unos 4 meses) estuvo comiendo y cenando pollo asado. ¿Por qué pollo? Olvidé decir que todos, ab-so-lu-ta-men-te TODOS los estudiantes USA que han pasado por casa han confesado que es su comida favorita y lo que comen día sí, día también. (Cada vez me convenzo más de que les implantan un chip cerebral al nacer).
La diferencia es que el resto solía tener mayor variedad gastronómica en sus casas; Daphne no:
adooooora el pollo que su madre le cocina de diversas formas y adora los macarrones con cebolla. Ésta es en resumidas cuentas (y tan resumidas) la dieta de nuestra protagonista, 7 días a la semana, 365 días al año.
(¡Qué aburrimiento de dieta, por Dios! Me recuerda a cuando acabé aborreciendo las manzanas porque me las servían todos los días en el comedor del cole).

Así, cada pollo que comprábamos nos daba para 4 veces, acompañando como entrante a una suculenta (mmmm...) sopa de sobre. De sobre, sí. Porque el día que probó por primera vez la sopa de cocido madrileño nos rogó "encarecidamente" que no se lo ofreciéramos nunca más a menos que quisiéramos verla enferma (palabras textuales).

Una o 2 noches por semana sustituíamos el pollo por tortilla francesa con patatas fritas o macarrones (con ketchup y sin jamón porque se dedicaba a apartarlo con el tenedor) porque nos daba miedo que tras 4 meses a dieta de pollo acabaran por salirle 2 "alitas" a la espalda.

Vamos, que podría decirse que vivió una pura inmersión cultural.

sábado, 7 de marzo de 2009

PEQUEÑA MISS REPELENTE

La cadena de televisión estadounidense WeTv emite desde el pasado 18 de de febrero un nuevo concurso que ha desatado la polémica. El título: Little Miss Perfect.

Cada episodio sigue los preparativos de 2 esforzadas familias para "poner a punto" a sus pequeñas y que den la talla en la pasarela donde tendrán que competir por el título. De este modo se busca encontrar a la niña que mejor encarne el modelo de belleza y perfección actuales.
(Me entran escalofríos al leer la noticia, especialmente porque recuerdo a la malograda JonBenet Ramsey).

Para ello cuentan con la inestimable ayuda de Michael Galanes (madre mía!! si es que con ese apellido...) o "Fashion Man" (como reza una de las camisas que luce en uno de los vídeos durante los ensayos); es el director de pasarela que asesora a las pequeñas, les enseña a desfilar, a sonreir, ...

Como las propias niñas cuentan, deben practicar las poses una y otra vez, soportar estoicamente largas sesiones de maquillaje y peluquería... incluso son pulverizadas de cuerpo entero con autobronceadores para lucir un bonito tono de piel. Pero sólo una de ellas será coronada (me vienen a la memoria las palabras de Lydia Grant en aquella serie televisiva ochentera: "la fama cuesta y es aquí donde váis a empezar a pagar").

Los motivos por los que las madres inscriben a sus retoños en el concurso son de lo más variado: una de las ellas comenta que lo hace para pagar los estudios de la niña, "si no consigues ir a la universidad, terminas trabajando en un restaurante de fast-food o en unos grandes almacenes" al tiempo que reconoce que "los desfiles suponen un gran gasto económico" ... o como dice otra madre :"¿que diferencia hay en los desfiles respecto a cualquier deporte? ¿por qué unos juegan al fútbol? en definitiva, hacemos las cosas porque nos divierten". En el siguiente vídeo podeís escuchar las razones que dan para justificar su participación: unas "para que gane confianza en sí misma" o "para que aprenda a ganar", otras para "soportar la presión" y la más sincera de todas, que lo hace porque "yo nunca pude". Toma ya. (¿Se habrá planteado esta mujer que los hijos no nos "pertenecen"?).



Muchos echarán la vista atrás recordando la película "Pequeña Miss Sunshine" (ganadora del Oscar al mejor Guión Original y Mejor Actor de Reparto en el año 2006) que reflejaba con humor e ironía el lado oscuro de los certamenes de belleza infantiles en EEUU.

Os recomiendo que os déis un paseo por la web del concurso porque sus videos no tienen desperdicio.

Unas niñas de lo más naturales y espontáneas.

PREMIO BLOGUERO



Mi querida Blas sin Epi me concede el premio Symbelmine. He de cumplir una serie de reglas:

1º - mostrar la imagen del premio
2º - incluir el enlace de la persona que te lo condece
3º - elegir otras 10 personas a quien conceder el premio y avisarles mediante un mensje en su
blog,

y sintiéndolo mucho tengo que incumplir este último requisito, porque el número de blogs que conozco es limitado y casi todos ellos ya lo han recibido. No obstante, quiero mencionar a mis lecturas favoritas, historias que me entretienen cada día y que salen de las cabezas de Ana, Bertha, Blas, Candela, Chema, Cloti, Coilet, Geno, Inma, Marisa, Nuria, Susana y Wonka.
Gracias por amenizar mis horas frente al ordenador.
Y mil gracias a Blas por haberse acordado de mí y concederme este premio.

jueves, 5 de marzo de 2009

EL ULTIMO, QUE CIERRE LA PUERTA

Hashima es una isla que se encuentra a menos de 20 km de Nagasaki (Japón) pero hace años que nadie pisa sus calles. No está permitido. No es seguro.

Cualquiera diría observando esta fotografía que sus calles fueron un hervidero humano, que este lugar fue el más densamente poblado del mundo, que más de 5000 almas compartieron un terreno de 400 x 140 metros.

En 1890 la Mitsubishi Corporation compra los terrenos animada con la idea de explotar la mina de carbón que domina la isla. Comenzaba entonces una frenética actividad que se prolongaría durante más de 80 años. Se edificaron nuevos edificios de apartamentos, se crearon escuelas, baños públicos, una recia muralla de hormigón que proporcionara protección durante los tifones, templos, restaurantes y comercios para abastecer a una población que no paraba de crecer y crecer. Un laberinto de pasillos y escaleras conectaba entre sí los bloques de apartamentos,
constituyendo una verdadera "red viaria" por sí misma.

Un carbón que ayudaría a impulsar la industria del país, que sería exportado y que también contribuiría al mantenimiento de la gran maquinaria japonesa durante la 2º Guerra Mundial.
No sólo se trasladaron familias enteras, también
prisioneros de otras zonas de Asia desarrollaron trabajos forzados en las minas; cada mes perecían 4 o 5. Decenas de ellos se suicidaron o se lanzaron al mar, en un desesperado intento por alcanzar la costa.
Pero no todo el mundo conserva un mal recuerdo de Hashima, si se tiene en cuenta que muchos nacieron y se criaron en la isla. Los salarios eran elevados y las pensiones también, el alojamiento, el agua y la electricidad eran gratuitas. Sin embargo, si por algo se caracterizaba Hashima era por la absoluta falta de vegetación. Pero los japoneses son perseverantes y alguien tuvo la feliz idea de desarrollar pequeños jardines en las azoteas, a falta de otras zonas cultivables.
Pero nada dura eternamente. Finalmente llegó un duro competidor contra el que nada se pudo hacer: el petroleo. El 15 de Enero de 1974 la "Compañía" celebró una ceremonia en el gimnasio anunciando el cierre de la mina. Comenzaba así el éxodo; poco a poco se fue trasladando a los trabajadores a otras fábricas y clausurando la actividad. En el mes de abril los últimos habitantes abandonaron el lugar, dejando tras de sí infinidad de recuerdos y un profundo silencio.

Hoy, Hashima parece haber sido víctima de un accidente nuclear o de un bombardeo. Nada más lejos de la realidad. Los tifones han terminado por arrasar lo que sus habitantes dejaron en pie y la maleza campa a sus anchas; no están permitidas las visitas sin un permiso oficial dada la ruinosa situación de los edificios y el peligro de derrumbe.

Hoy no es más que una isla fantasma.



Fotografía: www.gaforum.org, www.fingel.com.

domingo, 1 de marzo de 2009

RELIQUIAS LITERARIAS


Me he levantado hoy nostálgica, así que como la mejor forma de atacarla es con más de lo mismo, dedico el post del día a mis libros de la infancia, al menos a los que más años acumulan a sus espaldas.
Como fanática de todo lo antigüo (dicen que se considera "antigüedad" a todo lo que tiene más de 100 años), o sin ir tan lejos, a lo viejo , conservo como oro en paño estos tesoros particulares, que aunque no valgan mucho dinero al menos su valor sentimental es inmenso. Con algunos prácticamente aprendí a leer, como el que encabeza esta entrada.

"Pulgarcita" sufrió una manipulación infantil que dejó huella: la de un boli "bic" que "ilustra", a su modo, las páginas interiores y la portada (no se aprecia demasiado en la foto porque era de tinta azul, menos mal). No sé si soy autora de tan insigne decoración o si fue algún otro infante, porque el libro es heredado. Lo que está claro es que lleva conmigo muchísimos años (creo que fue el primer libro que llegó a mis manos) y me encantan los preciosos dibujos (obra de Concha Matamoros) que ilustran este cuento de Andersen.


Enfrente de casa de los abuelos había una residencia de ancianas privada. Se trataba de un caserón enorme, rodeado de un jardín bastante frondoso que la mantenía constántemente en penumbra y aislada de la calle Cartagena por una tapia coronada por un enrejado. Sólo recuerdo haber entrado una vez; las imágenes son borrosas, sólo ha sobrevivido la de la enorme escalera (estoy convencida de que era más pequeña de lo que hoy recuerdo) que uno se encontraba nada más atravesar la puerta principal. Junto a ella, separada por otra tapia que ofrecía intimidad, la casa de la propietaria, una adinerada mujer soltera ya entrada en años. Se accedía a la casa atravesando un largo sendero de baldosas, y siempre eras recibido y acompañado por los gatos de la dueña (¿por qué será que todas las señoras solteras de cierta edad tenían gatos? nunca perros...). Era una casa enorme, o al menos a mí me lo parecía, ideal para aventurarse por pasillos y alcobas, algo que por desgracia nunca hice, porque yo pertenecía a esa extraña raza de niñas tranquilas a las que da gusto llevar de visita porque son capaces de pasarse las 2 horas de visita sentadas en una silla sin abrir la boca. Me moría de curiosidad por ver lo que se escondía detrás de cada puerta aunque al mismo tiempo debo reconocer que la casa entera me infundía un gran respeto porque toda ella era gris, gris por la poca luz que dejaban entrar los altísimos árboles del jardín y por su tétrico ambiente al que contribuía ese olor a casa vieja y a gato y por la decoración tan antigua. Siempre iba acompañando a mi yaya de visita, y siempre me quedaba clavada observando la misma estatua de la entrada, una enorme figura (casi a tamaño natural) encastrada en una hornacina: una virgen ataviada con un manto azul y una serpiente enrollada a
sus pies con una manzana en la boca. Jamás olvidaré esa imagen.

Nunca supe cómo se llamaba la buena señora, en casa nos referíamos a ella como "la señorita".
Fue ella quien me regaló "Mis cuentos de hadas", con ese aire que tienen los cuentos antiguos y esas ilustraciones tan características de los libros de los años 60.
Se trata del volumen 6 y contiene 16 cuentos , algunos tan conocidos como El soldadito de plomo o Aladino.


Los que vienen a continuación son "heredados" de mis padres, libros que a su vez procedían de otras manos, incluso alguno luce un sello de biblioteca.
Algunos acusan el paso de los años como atestiguan las portadas descoloridas o las tapas a medio descoser pero están vivos y Dios sabe qué historias esconderán detrás. Nombres manuscritos en las contraportadas que pretendieron "amarrarlos" así a sus dueños "temporales".
Me llaman particularmente la atención los libros de texto; hay qué ver cómo han cambiado la enseñanaza y los métodos didácticos. En un mismo ejemplar se resumían las materias de todo el curso: un totum revolutum de literatura, geografía, lengua, historia, religión,... y profusamente ilustrada. Y resulta curioso ver los nombres tan pomposos que les ponían, rezando algo así como
Enciclopedia cíclico-pedagógica de Grado Medio de los cursos graduados de 1ª enseñanza. Ahí es nada!!
El ejemplar de "Tom Sawyer en el extranjero" es el que ostenta el honor de ser el más antiguo y además viene de ultramar: fue editado por la editorial Acme en Buenos Aires en 1944.
Insisto, me encantan las portadas de los libros antiguos, se caracterizaban por estar bastante elaboradas y rara vez mostraban fotografías, sino que hacían incapié en la ilustración.
Y dejo para el final la joya de la corona; mi favorito por encima de todos, tanto por su argumento (pues es un libro que me encantó) como por un rasgo que lo diferencia del resto: aparte de sencillos dibujos contiene desplegables fotográficos de la película homónima.
"Emilio y los detectives" es una divertida historia que narra las aventuras de un niño alemán al que su madre viuda envía a Berlin a pasar las vacaciones con la abuela, encomendándole un sobre con dinero que habrá de entregarle al llegar. En el tren un misterioso caballero le roba el dinero y una vez llegados a Berlín comenzarán las aventuras del protagonista en compañía de su prima y unos amigos a la búsqueda del estafador.

Si bien la historia fue escrita por Erich Kästner en 1929, ésta edición es posterior, pues ya se había estrenado la película rodada en 1931 (fue la primera novela del autor adaptada al cine). Me ha sorprendido ver que a pesar de sus 80 años, la historia sigue ganando adeptos y continua reeditándose a día de hoy.