La planta baja está dedicada a la versión tradicional de mercado de barrio, aunque con aires posmodernos y una decoración más actual. Así, entre los mostradores desfilan los ibéricos de la charcutería, los tradicionales bacalaos desecados y las clásicas frutas (y lechugas vivas en su jardín vertical), codeándose con los panes más selectos y el marisco más fresco, con la posibilidad de escoger la langosta que más nos guste y allí mismo nos la cocerán para dar buena cuenta de ella. Sigue así la línea de las nuevas tendencias "mercaderas": un espacio en el que adquirir productos muy selectos y al mismo tiempo la posibilidad de consumir "in situ" todo lo que se despliega ante nuestros ojos de exigentes consumidores gastronómicos.
La planta superior está destinada así a la restauración, con variedad para todos los gustos,
donde podremos comprar unas ricas y caras croquetas caseras (a euro la unidad para llevar, o 1.50€ para tomar; dicen quienes las han probado que son deliciosas), con opción a que nos las frían en el momento y nos las zampemos en compañía de un buen tinto o una cerveza fresquita,
o si lo preferimos, rememorar los sabores de las vacaciones por las isla griegas (Hummus, Tzatziki, Dolmades o las más conocidas Mussakas),
o saborear pasta y embutidos italianos (me encantó la estupenda fiambrera, una auténtica reliquia). Un sencillo plato de pasta recién cocida y una botellita de San Pellegrino por 6 € (pelín caro) entre otras viandas italianas,
y no podían faltar los tan de moda rollitos de sushi y sashimi:
Y la nota final la ponen los postres; un auténtico lujos para la vista (y esperemos que para el paladar; desde luego la pinta es impresionante).
Poco queda de aquel mercado callejero (citado por Galdós en su "Fortunata y Jacinta")que abastecía al barrio de la Justicia y que creció con el tiempo hasta ganarse un solar en condiciones allá por 1945. Un austero y poco agraciado edificio de hormigón (los tiempos que corrían no eran precisamente propicios para el costoso uso de pilares metálicos, al estilo de otros famosos mercados de la ciudad). Los años 90 no le sentaron bien, y finalmente acabaron con su esencia, hasta que el Ayuntamiento de Madrid decidió recuperarlo hace algunos años y rescatarlo del olvido y del polvo acumulado, para convertirlo, tras 5 años de obras, en un mercado moderno y alternativo, con agenda de actividades incluida.
Para terminar, una visita a la terraza (tan de moda en los últimos años en la capital), donde degustar una cocina de mercado con productos de temporada (y con la posibilidad de comprar el producto deseado de carne o pescado en el mercado y que nos lo preparen a nuestro gusto en la cocina, con variedad de salsas o guarniciones a elegir) o relajarse tomando una copa, un café a media tarde o un refresco matutino.
Mercado San Antón
C/Augusto Figueroa, 24 (metro Chueca)
Madrid
Horario mercado (planta baja): L-S: 10-22 h
Horario planta degustacion: L-D: 10-24 h
Horario terraza: D-J: 10-24 h y V, S y vísperas festivos: 10-1.30 h
4 comentarios:
Menudo sitio para perder el gusto de puesto en puesto XDD
¡Coño! Y yo por qué no he ido aún?? No tenía ni idea. En cuanto se lo diga a mi "ñor" vamos pallá derechitos.
Por cierto, Anele, ya me he mudado :)
http://fly-me-to.blogspot.com
Otras Anele paso muchísimo por allí he ido viendo la obra y después que ya habían abierto y nunca se me ocurrió entrar. Tiene una pinta estupendo, sobre todo lo de la comida griega mmmm
Sí, Geno, todo muy apetecible, la verdad.
Inma, adivina en quién pensé cuando ví la comida griega XDD
Myriam, ahora mismo apunto tu nueva dirección. Espero que ahora se solucionen tus problemas.
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