sábado, 29 de enero de 2011

PALACIO DE LA MUSICA- GRAN VIA 35

Fue el primer cine de la Gran Vía.
Construido por Secundino Zuazo Ugalde entre 1924 y 1925 por encargo de la SAGE (Sociedad Anónima General de Espectáculos) incluía, además de una sala de cine y una de conciertos (con sesiones de la Orquesta Nacional los viernes), una sala de fiestas en el sótano.

El proyecto contemplaba también la construcción de un cine al aire libre en la azotea, pero el hundimiento de la cubierta y la fachada de la calle Abada durante las obras (en diciembre de 1925) dió al traste con la idea.

Su fachada clasicista contrasta con su interior barroco, inspirado en el Hospital de la Caridad en Sevilla; y es de los pocos edificios en Gran Vía que empleó ladrillo a la vista.

Este nuevo Cine Sage se inauguró el 13 de noviembre de 1926 con la proyección de "La Venus Americana" y un multitudinario concierto.

Llegó a tener cerca de 2000 butacas (lo que le colocó de inmediato en el ránking entre los cines más grandes de Europa) y el billete para el gallinero costaba una 5 pesetas (0.03€) y contó durante algún tiempo incluso con una pista de patinaje en la planta baja.
Fue a partir de 1928 cuando comenzó a ser conocido como el Palacio de la Música.

Por desgracia, en 1932 se generó un incendio que provocó graves destrozos.

En su interior se ubicaba el Teatro Club, donde Julia Gutierrez Caba recuerda con nostalgia el estreno en los 70 (junto a su hermana Irene) de "Los Viernes Amor", en aquellos días en que se eliminó la prohibición de las representaciones durante la Semana Santa (ya que sólo se permitía programación religiosa).

Como todo edificio con solera que se precie, tuvo también sus fantasmas: dos, para ser más precisos. Una mujer de avanzada edad con moño y pelo blanco vestida de negro y Martuko. Son varios los trabajadores que afirman haberla visto, aunque a Martuko nadie lo vió nunca (pero sí oído) y cómo encendía un fluorescente que estaba hecho pedazos. Al parecer, a los habitantes del más allá también les atrae el 7º arte. No se me ocurre mejor lugar para pasar el resto de la eternidad : )

Aquí se estrenó "Lo que el Viento se Llevó" (...aunque con 11 años de retraso!!), "Gilda" (cuyo cartel sufrió el ataque de los botes de pintura, como se explica aquí) y "Raza" (el famoso documental sobre Franco).


Cuenta Antonio (uno de sus acomodadores) que "con La Bella y La Bestia llenamos. Costaba cerca de 150 pesetas y si acomodabas te daban 20 pesetas".
Los que tratamos de conseguir (sin éxito) entradas para el estreno, aún recordamos las interminables colas frente a la taquilla, llenas de padres acompañando a sus hijos.
Pero con el tiempo las propinas se perdieron y la entrada llegó a costar 7€.

Cuenta también cómo el 18 de marzo de 1993 una espectadora provocó un gran revuelo: "una rubia con pantalones blancos y camisa colorada se puso a chillar como una loca; decía que el cine se venía abajo. Cuando subimos estaban ya los bomberos y la policía".
La realidad, sin embargo, era bien distinta; para aliviar el calor abrieron una de las compuertas del techo y cayó algo de polvo. Pero el recuerdo del incendio del cine Fuencarral (tan sólo un mes antes) se encargó de desatar el pánico.

En 1983 se reconvirtió en un cine multisalas (aprovechando los bajos en los que se encontraba la sala de fiestas) tratando de capear la crisis del sector hasta que se despidió definitivamente el 22 de junio del 2008 con la proyección del film "Antes que el Diablo Sepa que has Muerto" (Sidney Lumet) en su sala principal. Sólo unos pocos espectadores acudieron a la última sesión. Una triste forma de celebrar su despedida.

Si bien hasta marzo del 2004 el Plan General de Ordenación Urbana le amparaba y limitaba su uso al de sala de proyecciones y lo calificaba como edificio singular y protegido, la última reordenación municipal lo expuso a su caída definitiva. La afluencia de público había caído un 75% a lo largo de los últimos 10 años y eso marcó su declive sin freno.

Hoy, el futuro le espera en forma de auditorio. La Fundación Caja Madrid adquirió el inmueble en el 2008 para reconvertirlo en una sala de conciertos, respetando parte del interior y la fachada principal (repleta de agujeros tras la retirada de la marquesina). Está previsto que abra sus puertas a finales del 2012, llenando de música de nuevo las noches de la Gran Vía, recuperando en parte su función inicial.

"La Rosa Púrpura de El Cairo", "E.T.", "Bambi", "Encuentros en la 3º Fase", "Batman",... no son ahora más que ecos que resuenan en el vacío patio de butacas.


Se acabaron las visitas al ambigú.





Fotografia cabecera: Borja Lejarcegi

3 comentarios:

chema dijo...

anele, una entrada muy interesante, como todas las que has hecho sobre los edificios emblemáticos de madrid.
éste es un bello edificio, aunque parece que la desgracia lo ha perseguido, y podríamos decir metafóricamente que alrededor suyo rondan fantasmas.
en su momento fue un proyecto muy interesante para la difusión de una forma de cultura como es el cine. pero con el tiempo ha perdido cuota de mercado frente a otros medios...

Geno dijo...

Impresionante edificio! Que pena que todos estos cines tan emblemáticos estén perdiendo su verdadera función.
Otro maravilloso post, Anele!

COILET dijo...

Edificios con historia, con magia, me ha encantado el post!