domingo, 16 de octubre de 2011

TIERRAS DEL SIL

La mañana amaneció brumosa. De hecho, el camino hasta el embarcadero fue antológico en algunos tramos, como se aprecia en este vídeo.
Pero las meigas son caprichosas y modifican la climatología gallega a su antojo, así que en el camino de vuelta (3 horas más tarde) nos encontramos con estas magníficas vistas desde el mirador de Cabezoas:


Existen varias compañías de catamaranes (tanto en el Miño como en el Sil). Durante los años 50 y 60 cuando se construyeron los 4 embalses de ambos ríos, aprovechando así su potencial hidroeléctrico y permitiendo, años después, que la retención de las aguas permitiese su navegación; son los llamados "mares internos de Galicia".
La visita, de una hora aproximada de duración, está amenizada con los comentarios de un guía, lo que hace mucho más interesante el paseo y gracias a ellos uno se entera de cosas realmente interesantes. El cañón de Sil es más angosto que el del Miño y en algunos tramos ofrece una verticalidad de 500 metros, además de ser más caudaloso en la confluencia con el Sil (en algunos puntos alcanza una profundidad de 70 m) y más largo que éste último . Las vistas son impresionantes. A la vuelta de ese recodo casi esperaba (salvando las distancias) encontrarme con los dos argonaths :)

El Sil discurre encajonado entre las paredes dando cobijo a una fauna típica donde no faltan aves (halcones, águilas...), lobos, jabalíes, corzos, liebres, nutrias...


Hay diferencia entre ambas márgenes, así, las laderas orientadas hacia el norte son más frías y sombrías y cuentan con bosques de robles y castaños, mientras que las orientadas al sur (con mayor número de horas al año) están repletas de terrazas donde se cultiva la vid (famosa Denominación de Orígen de la Ribeira Sacra, con las vairedades Mencía-tinto- y Godello -blanco- entre otras). Su microclima permite encontrar también vegetación típicamente mediterránea, como olivos y naranjos (muy útiles en las viñas ya que, al parecer, son afectados por las plagas y otras enfermedades con más rapidez y de este modo permiten evitar su extensión a las vides).
Algunas terrazas son sólo accesibles en barca (como se puede apreciar malamente en la minúscula barquita de la foto inferior) lo que dificulta enormemente su explotación: no hay espacio para ninguna máquina, tan sólo las manos del hombre, que carga sobre sus hombros los pesados cestos ladera abajo, hora tras hora. El esfuerzo de estos "cultivos en pendiente" da sentido a lo que hoy en día se conoce como "viticultura heróica" (no puedo pensar en ningún otro nombre más apropiado y supongo que nunca probaré uno de estos vinos sin pensar en estos esforzados viticultores).Algunos viñedos son minúsculos, encajados allí donde las rocas van dejando algún espacio.



Parece ser que esta orografía permite que el sol se acumule en las cepas y el calor difunda hasta las raíces, permitiendo una mejor maduración de la uva.

Pero la Ribeira Sacra ofrece más alternativas aparte del vino y su precioso cañón: deportes de aventura, infinidad de rutas de senderismo y un importantísima legado cultural, ya que está repleta de monasterios, iglesias y capillas.
En eso consistía la segunda parte del día, así que deshicimos es camino para comenzar con la ruta cultural.

A partir del s.V se asientan en estas tierras monjes y ermitaños, dando significado así al nombre de Ribeira Sacra, cuyo esplendor tuvo lugar entre los s. X-XIII y que constituye una de las mayores concentraciones monacales de Europa Occidental. Atraídos por un clima más suave que le de la Galicia inferior y menos húmedo, comenzaron a poblar los montes y dando lugar, a partir del s. VII, a una auténtica colonización monástica que se vió tremendamente favorecida por las reformas monacales y el descubrimiento de la tumba del Apóstol.
Pero si observamos el trazado de las vías de peregrinación, observamos que la Ribeira Sacra no se encontraba entre las principales de modo que la "explosión demográfica" obedecía a un intento de salvar las inclemencias climatológicas invernales del camino francés, tratando desesperadamente de "esquivar" las nieves de Pedrafita do Cebreiro, dando orígen al Camino de Invierno.
La presencia romana en la región fue decisiva por varios motivos, entre ellos por la introducción de cultivos como la vid y el olivo. De este modo, siglos más tarde, los monasterios se convirtieron en centros de producción agraria, así como en centros de jurisdicción civil y penal sobre muchas aldeas.


La primera parada nos llevó hasta el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil (hoy reconvertido en Parador Nacional) el mayor y mejor conservado.
Su orígen se remonta a una pequeña comunidad fundad en el s. VI por San Martiño Dumiense y el actual monasterio (desl s. X) contiene una mezcla de estilos que abarcan desde el románico al estilo renacentista y gótico pasando por el barroco. Sólo se puede visitar los 3 claustros (románico, gótico y renacentista), la iglesia y un centro de interpretación (el resto es sólo accesible a los clientes).


Dice la leyenda que durante los siglos X-XI se retiraron almonasterio 9 obispos (hecho que se ve reflejado en las 9 mitras del escudo).


El más pequeño de los claustros (de estilo renacentista) se denomina "Do Viveiro" porque albergaba una enorme fuente que ocupaba toda la superficie del patio, y en él criaban lampreas, truchas y otras especies traídas de los ríos Sil y Miño, de modo que siempre disponían de pescado fresco. Contaban además los monjes con cotos de pesca en algunas zonas del río y el control de algunos pasos de barcas, donde se cobraba a los caminantes a excepción de aquellos que trabajaban para el Monasterio o acudían a él para tributar.

El "Claustro Dos Bispos" (el más antiguo) fue construido en honor de los 9 obispos y tiene el cuerpo inferior románico:

La Desamortización de Mendizábal en el s. XIX supuso el fin de su actividad eclesiástica.




Seguimos hasta el Monasterio de Santa Cristina Ribas de Sil, de orígen románico (s.X) asentado entre castaños mercenarios. Perteneciente a la orden Benedictina, los monjes vivían del cultivo de la vid y los castaños. A partir del s.XII cedieron tierras a los campesinos a cambio del pago de una renta; consiguieron protección papal y concesión de importantes privilegios reales, llegando así a convertirse en uno de los más importantes de la Ribeira Sacra durante la Edad Media.
La entrada se orienta hacia el oeste, mientras que el ábside lo hace hacia el este, cumpliendo con la simbología cristiana: entramos desde las tinieblas y el pecado y avanzamos hacia la luz.
Su torre campanario servía para llamar a la oración y como punto de vigilancia y torre defensiva.
Tan sólo se conservan 2 alas del monasterio, medio derruido, y en sus paredes aún pueden verse algunas lápidas sepulcrales de los abades así como restos de pinturas en el ábside.

Con el tiempo pasaría a depender del Monasterio de Santo Estevo y comenzaría un declive que tras la Desamortización lo transformaría en granja.

Y como era de esperar, yo desafié a la diputación como expoliadora de castañas (si es que no lo pued evitar, ja, ja).




Fin del viaje.


Y regreso a casa con una incómoda sensación: qué de cosas pendientes nos han quedado por ver.


Pero mejor quedarse con lo vivido y disfrutar del recuerdo, sabiendo que siempre habrá nuevas oportunidades para regresar a rematar todas las visitas pendientes, a disfrutar de la gastronomía gallega y de sus hermosos paisajes.


3 comentarios:

Geno dijo...

Ayyy, esa nieblina tan típica también de mi tierra. Anda que no he ido y venido veces del pueblo con ese ambiente que da una sensación extraña. Genial vuestro viaje.

chema dijo...

recuerdo haber estudiado en el colegio que el sil era un importante afluente del miño. me encanta la tercera foto, en la que se ve el paisaje reflejado en el agua.
los monasterios, una pasada, con lo que me gustan a mí las cosas antiguas... ojalá que los sigan conservando así de bien muchos años.

anele dijo...

Geno, a mí me provoca cierta inseguridad la niebla, y al mismo tiempo me gusta ese ambiente místico que produce.

Sí, Chema, esa imagen del espejo me encantó, estaban tan tranquilas las aguas... La pena es no haber tenido tiempo de visitar más capillitas e iglesias.Será para la próxima.