sábado, 1 de octubre de 2011

DE LOS PROBLEMAS CON EL ALBARIÑO Y UNA DECEPCION

Salimos de Santiago por la tarde y reanudamos el camino hacia Cambados.
El Parador conserva ese aire señorial y decadente de las antiguas casonas blasonadas; en este caso ocupa el Pazo de Bazán, del s. XVII, mandado construir por el clérigo Pedro Bazán Torres (tío lejano de Emilia Pardo Bazán). Y si no fuera por los frondosos árboles de la entrada, tendríamos unas magníficas vistas al mar.

Siguiendo la recomendación de la oficina de turismo (a escasos metros de la puerta) nos acercamos al barrio pesquero de Santo Tomé (desde mi punto de vista, no merece el largo paseo). Deshacemos el camino para visitar el casco antiguo, y aunque hay calles y edificios interesantes, lo cierto es que me esperaba algo más.


Pasamos ante el Pazo de Fefiñanes (principal tesoro de la villa, de impresionante tamaño). Fue construido por un consejero de Felipe II y se convirtió en la casa de los vizcondes de Fefiñanes en los siglos XVI-XVII.


La misma plaza alberga la iglesia de San Benito (de la misma época que el Pazo), en la esquina opuesta.

Supongo que quizás sea el cansancio que arrastramos de Santiago, o que no hemos sabido valorar en su justa medida a esta conocidísima localidad costera.


Regresamos al hotel, donde disfrutamos de su excelente cocina. Mi "caldo marinero" resucitaría a un muerto; denso y contundente, con abundantes tropezones de marisco y migas de pescado. Realmente sabroso.
Aunque lo peor de todo es, sin duda, lo tremendamente rápido que se "sube" el Albariño por estas tierras (o que mi equipamiento enzimático para metabolizar el alcohol viene defectuoso de fábrica).



Martes 19 septiembre.


Dejamos atrás Cambados en dirección a Pontevedra, haciendo una parada en Combarro. No defrauda la villa marinera. Imagino que en plena temporada estival es imposible pasear por su casco histórico, pero septiembre ofrece una absoluta tranquilidad.

Las casas del muelle son tremendamente singulares, alineadas y con su hórreo respectivo (se conservan unos 30) ante ellas, bien pegados al mar, dejando entre uno y otro el espacio suficiente para improvisar un angosto embarcadero. Su función era la de almacén de aperos de pesca así como secaderos de boquerones, sardinas y demás pescados. Inevitable pensar lo estupendo que debe de ser cenar en un lugar como éste de la fotografía:

La localidad fue declarada "Conjunto de interés artístico y pintoresco" en 1972. Al parecer, esta agrupación característica se debe al intento de aprovechar al máximo las tierras fértiles, lo que motivó la construcción de las casas al mismo borde del mar, apiñadas y acopladas en el terreno rocoso. Las callejuelas posteriores esconden multitud de rincones agradables, placitas diminutas y típicos cruceiros.

Continuamos hasta Pontevedra para visitar su precioso casco histórico repleto de plazas encantadoras. Las ruinas de Santo Domingo corresponden al convento construido en 1382 (gótico gallego). Cárcel de mujeres, hospicio, escuela de párvulos... hasta verse inmerso en el ruinoso estado que tiene hoy. Más aún, se cuenta que a mediados del s. XIX se utilizaron parte de sus materiales para el pavimentado de las calles. Menudo sacrilegio. Los múltiples intentos de derribo por parte de las instituciones se ven frenados (por fin) en 1895.

Multitud de casas blasonadas y edificios bien conservados asoman a lo largo del paseo.


Destacaría en especial el encanto de sus plazas: la Praza da Ferreria, la de la Verdura,etc... Escogemos la recoleta Praza da Leña para hacer un alto en el camino y picar algo rápido (unas ricas navajas y un revuelto de setas regados con una cerveza bien fría). Se denomina así por ser la zona donde se vendía la leña antiguamente:

Reanudamos camino hasta Baiona.

El acceso al Parador Nacional Conde de Gondomar es precioso, atravesando los jardines "encajados" en el recinto amurallado. La localización es inmejorable, en lo alto de una península rodeada de pinos y con vistas al mar y al pueblo. Es un edificio enorme, a medio camino entre fortaleza y casona señorial.


Ya existía la muralla en el s. II a.C. Fue albergue de Almanzor (se desconoce si antes o después el saqueo de Santiago de Compostela) para reconvertirlo tras la Reconquista en muralla durante las guerras hispano-portuguesas y terminar por convertirse en la sede del gobierno de la villa en època de los Reyes Católicos, albergando el castillo del gobernador, el Consistorio y el convento franciscano. Dicen que Baiona ostenta el privilegio de ser la primera villa en recibir noticias de la aventura de Colón: aquí atracó La Pinta antes de que La Niña lo hiciera en Lisboa.

Llegaron después los saqueos del pirata Drake, a los que puso freno el joven conde de Gondomar, que sería nombrado gobernador perpetuo de Felipe II en estas tierras (además de gobernador de Valladolid y embajador ante Francia, Inglaterra y Alemania).



Cuenta también la leyenda que en la Torre del Príncipe habitó, un vástago de la dinastía de los Austrias que ocultaba su identidad con una máscara de hierro, en cuya historia se inspiró Alejandro Dumas para escribir su novela.


El hall es impactante: una enorme escalera de piedra presidida por dos armaduras nos transporta mentalmente a una época de palacetes y escudos blasonados.


Dejamos las maletas y nos vamos a pasear por el recinto: el olor del mar, la brisa y el paisaje son ideales para desconectar al 100%.

La cena, como siempre, a la altura de lo que ofrece "Paradores"; mis vieiras con picadillo de verduras entran por los ojos nada más llegar a la mesa, lo mismo que las filloas rellenas de manzana. El Albariño, de nuevo, nubla el sentido.



10 comentarios:

BLAS dijo...

Ya sabes que yo soy la tonta de las piedras y la historia, así que tu decepción para mi es inexistente. Me encanta!!! Menudo disfrute de post!!
El lugar está cargado de historia. Qué maravilla, Anele!!

Candela. dijo...

~Pues ya le has sacado provecho y te ha gustado Pontevedra capital, que conozco muy bien (conozco al dedillo todas las rias bajas y Pontevedra, mi padre es de un pueblin de alli, y Pontevedra es, de todas, todas, la ciudad mas fea de Galicia que he visto en mi vida... me gustó Marin mucho mas, que Marin no tiene nada (en mis tiempos adolescentes, muchos soldados guapos!!), XDD.
El Albariño entra de maravilla, como el Ribeiro, que ese entra con todo... ¡ay como ech ode menos las empanadas de mi padre, lo unico bueno que tiene! O las de manzana de mi tia, que ricas...

Geno dijo...

Cambados y Combarro me quedé con ganas de visitarlos cuando estuve por allí pero no daba tiempo a tanto. Una excusa como otra cualquiera para volvr ¿no? XDDD. El albariño y el ribeiro entra cosa mala y se sube rápido, rápido, jajajja

Inma dijo...

Estuve en el 2006 con doa matrimonios amigos y recuerdo mas las risas y las juergas que lo que visitamos.
Preciosas fotos has sacado.

Cloti Montes dijo...

He intentado concentrarme para leer toda la crónica pero con los ojos llenos de lágrimas de risa imaginándote piripi por el albariño ha sido difícil, jajajajaja
Bssss
Cloti

anele dijo...

Ruth, pues de la parte moderna no puedo hablar, pero el casco histórico sí noa gustó. Y ayyy, qué ricas las empanadas!!

Geno, como dije, lo bueno es dejarse cosas pendientes para tener excusa y regresar. Yo he vuelto con una sensación "mustia" por tantas cosas que me han faltado por ver, pero no da tiempo a tanto y también nos apetecía ir en plan "tranqui" y no contrarreloj.

Sí, Inma, lo importante en un viaje es disfrutarlo, independientemente de los interesante o insulso que pueda ser el lugar que se visita.

Qué "malaje", Cloti!! la verdad es que me encanta el vino, pero tomo poco porque me provoca el efecto de 4 orfidales juntos. Es horrible, caigo "a plomo" en la cama. Y con tan solo 2 copitas de na'... que cualquiera que lo lea se pensará que me "pimplaba" una botella yo solita.

chema dijo...

está genial la crónica de tu viaje a galicia, con muchas fotos de edificios y monumentos antiguos. en galicia estuve de viaje con mis padres en septiembre de 1996. pero por aquel entonces no me fijaba en nada, sólo pensaba en cómo me habían salido los exámenes de septiembre y ese tipo de cosas.
aun así, hay cosas que recuerdo. estuvimos en muchas ciudades, entre ellas santiago precisamente, no podía faltar. recuerdo la catedral y sus calles antiguas, llenas de tabernas con olor a comida gallega, justo como has contado.
en general, galicia tiene una atmósfera especial, quizá algo melancólica pero con encanto y magia.

COILET dijo...

Anele, has hecho el mismo viaje que yo hace 2 añitos cuando no tenía a mis dos trastos!! Yo tb fui a Santiago, Cambados, Combarro, Baiona... Te estaba leyendo y decía para mí: "Voy a robarle la crónica para ese blog que tengo de futuros viajes que algún día haré, jeje" (cuando se me olvide ya por dónde he ido... ). Algunos sitios los vimos de paso pq ya no nos daba más tiempo, como Baiona y La Guardia, que me hubiera gustado detenerme más (sólo subimos a Sta Tecla y de noche casi, en mi FB hay fotos) pero bastante que nos recorrimos las Rias Baixas en una semanita y poco. Y dices tú del Albariño... pues no veas la crema de orujo para rematar las comidas... buffff.

Claro que nosotros vamos de camping y tú puedes entrar a ver esos paradores magníficos... De momento no tienes que contar en tu presupuesto con pañales, etc, jajajaja, así que haces bien. Nosotros con los peques ya estamos pensando en cambiar la tienda por una caravana...

COILET dijo...

Ah, se me olvidaba, por como recorres la zona y te alojas, doy por supuesto que eres muy metódica y organizada y te planificas y reservas hospedaje de acuerdo a lo que quieres ir viendo de cada lugar. Osea que tal día en Santiago para ver esto, en tal zona en tal sitio para ver estas localidades...
Yo tb cuando voy de camping busco uno que me permita recorrer y ver varios sitios que queden más o menos cercanos a él y luego indago en foros de viajes dónde se come bien, y me hago mi lista de supervivencia, jajaja.

anele dijo...

Chema, pasear a ciertas horas por las calles de Santiago con ese olor es una auténtica tentación.

Coilet, roba lo que quieras, ja, ja. La crónica de La Guarda llegará dentro de 2 posts; me encantó. Y tuve un problema parecido al tuyo; fui de día... pero poco se puedo ver.
Y sí, me encanta planificar los viajes y es una etapa que disfruto como una loca, leyendo sobre la zona y eligiendo qué ver y qué no. Aunque curiosamente este ha sido el menos planificado de todos los que he hecho. Por primera vez fuimos sin reserva de hoteles (sólo las 4 primeras noches) y cargando con el portátil para programar sobre la marcha. Lo bueno es que salió bien :)